No te lo podrás creer pero, si miras bien, te darás cuenta de que tienes un pentagrama en la mano.
Levanta la mano
izquierda y, con la palma hacia dentro, descubrirás que tus cinco
dedos se pueden convertir en las cinco líneas del pentagrama y los
cuatro huequecitos que hay entre ellas, los espacios.
Así podrás jugar y repasar las notas todas las veces que quieras.